Para satisfacer la demanda mundial por materia prima agraria, como el azúcar, la soja, se necesitan, cada vez más, superficies agrícolas.
Esas superficies existen, entre otros, en Sudamérica. Allí, se arranca la selva tropical, con lo cual desaparece una base importante para la fijar CO2 a gran escala. Las selvas tropicales también son importantes para el equilibrio hídrico.
Los terrenos arrancados se utilizan, entre otros, para el cultivo de soja. Estos cultivos son monocultivos, realizados por multinacionales agrarias.
Las personas que viven en las selvas tropicales son desalojadas. Les quitan su base vital y se tienen que buscar otras fuentes de ingreso. No todos encuentran trabajo en las grandes empresas y muchos de ellos tienen que emigrar a las grandes ciudades y trabajar de jornaleros.
El cultivo, el cuidado y la cosecha de la soja (proteína) se realiza mediante el empleo de alta tecnología, productos químicos - como abonos - y pesticidas. La producción de esas sustancias químicas requiere CO2 a gran escala.
Después de la cosecha, la soja se lleva a los puertos en carreteras hechas expresamente para ello.
Los barcos llevan la soja a grandes puertos de carga.
Desde allí, la soja viaja a las regiones rurales a los comercios de pienso.
La soja se almacena, se transforma en pienso y se vende a las explotaciones agropecuarias que se lo dan a su ganado.
Una región en Europa
En un terreno agrícola, se siembran y cultivan habas (comida proteica) con un empleo mínimo de abono y pesticidas.
Las habas (comida proteica) se cosechan, se llevan a la explotación donde se almacenan y se le dan al ganado para comer.
La huella de carbono de la soja importada es mucho más grande que la comida que se cultiva en la misma región de consumo.
¿Por qué, a pesar de todo, empleamos la soja importada?
Un cálculo estrictamente económico sale a favor del cultivo en Sudamérica porque es más barato. El coste de la huella de carbono enorme no entran en estos cálculos.
El coste para la recuperación del aire limpio, del agua y del suelo, la conservación de la flora y fauna y la paliación de los efectos negativos sociales son imputados a la sociedad en general - no se le imputa ni a la explotación que lo compra, ni al transportista, ni al comercial,
¿Qué podemos hacer para proteger nuestro clima, las condiciones sociales y las gentes que viven en las selvas tropicales?
La política negocia, desde hace años y con poco éxito, sobre una acuerdo sobre el cambio climático pero la cuestión social de la gente sencilla en Sudamérica ni se integra bien, ni se tiene en cuenta.
Todos podemos contribuir: aquí algunas sugerencias para minimizar tu propia huella de carbono.
Sugerencia
Hacer las compras o a pie, o en autobús o en bicicleta ayuda a mejorar el clima.
Sugerencia
Alimentos no deben ir a la basura: En Europa, muchos alimentos acaban en el cubo de la basura. En Alemania se estima que es un 40% de al comida, en España un 30%.
Sugerencia
¡Más verdura, fruta y cereales en el menú! Según la fisiología alimentaria, el hombre necesita unos 30 kilos de carne al año. Según la estadística, en Alemania se consumen 80 kilos de carne porcina y bovina por cabeza por año, en España 60 kilos. En Bulgaria son unos 30 kilos.
Sugerencia
¡Mirad la procedencia de los alimentos! Los productos regionales deben tener preferencia porque ahorran en transporte, en emisión de CO2 y mantienen la huella de carbón pequeña...aparte de aumentar la puesta en valor de los productos regionales.
Sugerencia
¡Comprad productos ecológicos! Contribuyen a la mitigación del cambio climático
Sugerencia
¡Comprad productos de al temporada! El cultivo extensivo ahorra energía.